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Mostrando entradas de marzo, 2019

Amores de marinero

Lo admito: cuando voy a correr, bajo por el ascensor. Amores de marinero. La cruda realidad es que me da igual: quemaría todo mi trabajo remunerado por salvar uno de mis borratajos, o por dos líneas medio absurdas escondidas entre los papeles de mi escritorio. (En una charla en el Museo de la Evolución Humana, Miguel Molina, cámara de Félix Rodríguez de la Fuente, sobre los animales troquelados  que usaban:) "Los animales trabajaban por hambre... Bueno, como el hombre." Lo que se suele decir: "si no existiera, habría que inventarlo". Lo que no se suele admitir: "si no existiera, yo no lo habría inventado". Es bastante tontería lo de que algunos hacen de la ciencia una religión, aunque de todo hay, pero es cierto que algunos no creemos con 'devoción'. Estoy yendo a la estación de autobús, un tío sale de un bar a mi paso con alegría: "¡Qué buen día hace, chico! ¡Qué elegancia de día!". Miro para atrás, donde estab

Creer, crear, criar y croar

Quién pudiera escribir palabras con el peso exacto de la pena interna, nocturna, suprema. Creo que creo (de crear). Se hacen muchas estupideces con buenas intenciones. Pero ¿qué puñetera necesidad tenía la Nada de crear Todo? Y si existiera Dios: ¿qué puñetera necesidad tenía el Todo de crear Nada? Los bebés y los animales conectan con lo primigenio de la vida. La vida de un incapaz: una omnipresente pena con rayos sueltos de luz. Iba con la bici por la ciudad, mirando los edificios, sin prisa (iba al trabajo). He pensado: "¡Querría vivir fuera de la ley!". Entonces he entrado en el paseo de la Isla, y en lugar de coger el camino central, el más bonito, me he metido en el carril bici. Intento creer con criterio y crear sin él. Prácticamente todo lo que afirmamos conlleva alguna incorrección. Si cada cosa que fuéramos a decir tuviera que ser Verdad Absoluta, no podríamos hablar.

Vaguedades

Leo con nostalgia el mensaje de una antigua amiga que hace más o menos un año me escribía, tras ponernos un poco al día después de años de desconexión, sorprendida de que estuviera dedicándome sobre todo al mundo audiovisual, sin haber escrito algo publicable. Yo creía, me decía, que para este año ya estarías publicando un libro. Seguro que tienes algo por ahí, ¿no? Aunque sea una recopilación de relatos. Algo se me clava en el pecho. No tuve nada que decirle, ni lo tengo. Vaguedades. Y guardarme la pena de no haber hecho honor a sus expectativas, ni a las mías.

Ansío la frescura

Por desgracia, la defensa contra los calores desmedidos conlleva un enfriamiento, por mucho que guste la lumbre. Mi identidad es una incógnita con pasado montada en una emoción. Aunque por física el sonido se expande en todas direcciones, los medios de comunicación (Internet incluido) permiten que el ruido sea direccional. El arte busca, la ciencia encuentra, la filosofía ordena. Lo mejor  que podemos hacer por la cultura en la mayoría de los casos es aplaudir. Ansío la frescura. Una teoría divertida (al menos para mí): Vivimos en un universo sin verdadero orden ni relaciones de causa-efecto. Lo que ocurre es que, dentro del vasto caos de un universo aleatorio, vivimos en un fragmento donde existe una casualidad enormérrima que, punto por punto, en cada ocasión, por inverosímil que parezca tanta coincidencia, da la impresión de que existan unas leyes de la naturaleza coherentes y constantes. Para más confusión, solo en excepcionalísimos momentos esa enorme cas

Aprender a agradar

El precio que se paga por el arte no indica ni su calidad ni su valor al resto del arte, aunque sí indica una idea compartida de su valor entre el tasador y el comprador. Para valorar obras de arte de forma justa y personal, lo primero que habría que hacer, sea la que sea, es ignorar su precio y su autor. Lo del autor es debatible. Lo del precio solo es debatible si dicho precio forma parte de la obra. Pancorbo: la espina del dragón. El polvo ni se crea ni se destruye, solo se reproduce. Se barre bien sentado. ¿Arte igual a emoción? Puede ser que aprender a escribir, igual que aprender cualquier arte, sea aprender a agradar. Y por alguna razón, esa idea me escandaliza.