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Mostrando entradas de abril, 2019

La estructura que subyace al mundo entero

Hablando de terraza a terraza en la calle, sentados y tomando algo, los que parecen los propietarios de sendos negocios: un restaurante hindú y un lounge bar . El hindú: ... pero yo tengo nacionalidad española, no como tú. El otro: Yo no quiero... —¿Pero tú puedes votar al ser europeo, con eso de la Unión Europea? —Sí, pero paso de perder oxígeno y tiempo. Te sientas en la paz del gran parque, concentrado en no hacer nada. Se amuerma la mente y el descanso se acerca, en mitad del silencio verde. Entonces suenan unas campanas que te hacen recordar: existe el tiempo. La iluminación pinta la pintura. Por eso los museos deberían cuidarla mucho más. El gran espaciado de una poesía sólo es en buena parte una forma de dar importancia a las palabras. En la plaza Jovellanos, Gijón, entre conversaciones de terraza, grupos de gente con sus botellas de sidra -alguien escancia de vez en cuando-, niños jugando y palomas, estoy sentado en el banco de piedra que rodea a un árb

Leche y cerveza

Otra versión de "sexo, drogas y rock&roll": masturbación, alcohol y música clásica. Y otra más fina: caricias, zumos y pop. Que te guste una flor todavía no es signo de que seas un retrógrado, pero dale tiempo. Niño paseando con su familia: "Mi amigo tiene 62 seguidores y ha ganado 2 en un día, ¡para que veas!". Yo en la bici. En una acera en la que cabíamos ambos, un hombre se me ha puesto en medio de pronto, señalando la carretera y diciendo: "Tú por ahí". He bajado a la carretera forzado, diciéndole: "Por usted, claro". La carretera venía en sentido contrario. Hoy he entrado en una librería y he salido sin un libro. Lista de la compra: leche y cerveza. Idea para libro: "Notas del móvil". Idea para libro: "Varios días de mi vida". Contando el día, la transparencia vacía de algo que se queda en nada. (Breve autobiografía) Un miserable pasatiempo. Nos acostumbramos a lo bueno y lo damos

Siete libros, siete fotos

No estoy en mi mejor momento para hablar bien de nada, ni siquiera de cosas que me gustan, pero he secuestrado este momento nocturno con premeditación y más vale pedirle recompensa. Hasta lo que se ama se puede odiar en momentos extraños. Y hay momentos extraños, y no tan extraños, en los que da por odiar todo, sin razón. Todo se afea, todo se achica y todo lo pudre el ojo podrido. Y después de eso, todo es más confuso. Pero uno todavía puede acordarse de quién es, en la distancia, y rescatar sus amores, porque los recuerda, y hablar bien de ellos. A pesar de que los inunde la melancólica impresión de que las sensaciones que un día me hicieron sentir han quedado ya, inalcanzables e irrepetibles, en el pasado, empañadas por mi visión atrofiada del presente. Me han sugerido listar siete libros y he querido hacerlo, porque me gusta pensar en libros y me gusta pensar en mis libros, y me gusta pensar por qué pienso que son mis libros, etc. Y porque por suerte no son muchos, pues, aunque s

Un límite

No acumulo más tristeza porque no tengo más tiempo. Mucho leo, mucho veo, nada avanzo. Mi aguante de una vida ordenada tiene que tener un límite, y en las puntas de los dedos empiezo a sentir que se acerca. El derrumbe no será placentero, pero sí liberador. El cuerpo me pide una implosión, destructora y creadora. Ya lo tienes todo: llegó el momento de aceptar que nada sirve. La Iglesia buscando Santos y resulta que estaban todos en Twitter. Me gusta la idea que hay de fondo tras todas las redes sociales y no me gusta ninguna red social.

La mortalidad de los edificios

El primer paso para poder hacer una obra maestra: perderle el respeto. Se hace raro pensar en la mortalidad de los edificios. Extrañamente, la tenemos menos asumida que la nuestra propia.

Noche en San Patricks con una libreta

Hay que escribir. Sea como sea. En un bar atestado de gente también vale. Con un franchute por ahí con una partida de ajedrez pendiente. Con el móvil de su chica porque él no tiene Whatsapp, etc. Con Wasmo a un lado y Merce al otro, y con la patente ausencia de Gianella y Dani Jaén. Malagente. Dice Merce que le dan ataques de escribir. Que el otro día, en la Pécora, le dio por escribir durante 3 horas y media. Dice Wasmo que es uno de los mejores escritores de España (se descojona). "Y apunta: y lo digo sin equivocarme". Wasmo: "Hoy he pensado una cosa: por qué no se puede hacer del mundo una cosa más humana." Merce: "¿Como qué?" W: Comfort dentro de la banalidad. M: ¿Le das la vuelta? W: Si ya estoy vivo, han elegido mis padres, que son unos putos guarros, por mí, y tengo que estar aquí. M: ¿Para conseguir qué? W: Para hacer una paella gigante y que la gente la fume (...). Me ralla todo, me ralla todo... M: Le ralla todo, es normal. W: El punki s

Cada día soy uno

No es que no sepa quién soy, es que cada día soy uno. Piensa en un hipotético desconocido que te enerva porque se pone borde contigo en una situación aleatoria. Si supieras que tiene un problema mental, le perdonarías la indiscreción enseguida. Entonces, ¿por qué no tomártelo como que tuviera un problema mental y dejarlo pasar enseguida? Claro que, ¿qué dice eso de ti y de tus prejuicios y paternalismo hacia la gente con problemas mentales? ¿De pronto te descubres en una luz que te deja feo y eso te incomoda? ¿Vas a solucionarlo? Entonces... ¿ahora pasarás a ser implacable con el que tenga un problema mental, con el santo propósito de no discriminarles? La inminencia de lo ineludible minimiza la impresión de que se pueda hacer lo imposible. Hay un pequeño terror que se esconde en el buzón cuando no puedes ver su contenido desde tu altura, y para comprobar si hay algo, sin mirar, metes la mano hasta el fondo. No sé si es paradójico: a los populistas me los creo más y a l

Fraseología

Otra autodefinición, porque me gusto: Incapaz muy competente. La libertad es otro tipo de cadena: una indetectable. En última instancia, ¿no es todo escritor un fraseólogo? Todo hablar es lanzar una botella al mar. La magia existe en coloridas volutas que se arremolinan, agitadas y felices, siempre más allá de mi alcance. Al borde del precipicio, mantener un pie en el aire, sobre el abismo, y nunca dar el paso. Al filo del dolor, cortar. Cuidado cuando todo encanta: también todo harta. Hay un punto en el que solo lo absurdo tiene sentido. Una bombilla apagada, un grafiti en Gamonal. Al otro lado, está encendida.

Se fue

El silencio, que sabe disfrazarse de ruido ensordecedor, es la primera musa. Mirar a los ojos tiene algo de intrusivo. Cuando miramos a los ojos de un desconocido, podemos sentir que sabemos algo de esa persona. Mi dolor es lo de menos. (Y sin embargo, para mí es lo máximo). Crecen las uñas: sigo vivo. Por muy diestro que seas, para cortar las uñas de la mano derecha necesitas la izquierda. Conviene saber por qué vivimos y por qué nos desvivimos. Y si no coinciden, ¿por qué? El desamor nos hace invencibles sin objetivo, y el amor, inútiles con propósito. La gente que tiene muy claras las cosas da igual si están en lo cierto o no: son los que cambian las cosas. Veo a un famoso sujetando un objeto de promoción y siento que es el objeto el que sujeta al famoso. Con lo que nunca hago las paces es con que el trabajo te dé la vida a base de quitártela. —¿Recuerdas lo que hizo en el mejor momento de su carrera? —Se fue.