Es ridícula la cantidad de veces que, sin pensar, me meto en las redes sociales, sin propósito. Muchas veces las cierro inmediatamente, pero me fastidia tener este impulso tan interiorizado.
Tengo tantos, tantos, tantos, tantos, tantos, tantos, tantos proyectos personales proyectados o comenzados pero sin terminar que podría dejar todo y dedicarme a ellos el resto de la vida y me daría tiempo a arruinarme varias veces.
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