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Pensamientos de amo de casa

La verdadera Historia Interminable: adecentar la casa.



Por alguna razón, tengo la percepción de que un huevo frito es más sano que una tortilla.



¿Dónde está la buena literatura de amas de casa? No en plan 50 sombras, sino literal, ¿no hay algún buen libro sobre los suplicios y los gozos de llevar una casa? ¿Alguna recomendación?

(Lo pregunté en Twitter. Más tarde, en privado, me han recomendado La Tía Tula, de Unamuno, Misericordia, de Pérez Galdós y The woman who walked into doors, de Roddy Doyle. Aunque creo que ninguno de ellos está centrado exactamente en lo que preguntaba.)



Cadena de pensamientos:

El la rejilla que protege el desagüe de mi fregadero está llena de mierda -restos de comida-, por arriba y por abajo. Al limpiarla en profundidad, ha desprendido un olor a champiñones.

El olor a champiñones no puede ser de champiñones, hace mucho que no los como.

Si la mierda huele a champiñones, ¿los champiñones son una mierda?

Si los champiñones son una mierda, entonces mi yo pasado tenía razón al rechazarlos.

Pero como aprendí a comerlos y que me gustaran, ahora me pregunto: ¿sería capaz de lograr que me gustara la mierda, si es lo que estuviera social y gastronómicamente aceptado?



Soy consciente: lo que yo llamo limpieza a fondo, mi madre lo llamaría limpieza superficial.



Mi antiguo yo jamás habría entendido que mi día favorito de la semana fuera en el que me dedico a ordenar, cocinar, fregar platos, barrer, fregar el suelo, poner la lavadora, tirar la basura, comprar,...



No había manera de hacer que la foto no se moviera.

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