Ir al contenido principal

El club de la lucha | Mis películas favoritas: 2 de 15

Segunda película de mis 15 favoritas (concepto en construcción): El club de la lucha, de David Fincher.

Vi esta peli por primera vez anunciada en la televisión. Por el anuncio, con Brad Pitt sin camiseta en medio de un corro de gente, parecía una película de peleas tipo Van Damme, como la de Contacto sangriento (me ha costado encontrar el título), donde se hacía un torneo de artes marciales con gente de todo el mundo. No me llamó especialmente la atención, y no la vi hasta más adelante. Me pilló adolescente y supongo que me enganchó con su desencanto por la rutina, la vida reglada, el consumismo cafre, etc. Aunque está llena de violencia, me atrapó su carisma, su ruptura social, su filosofía redentora a través de la autodestrucción, la exploración de su crisis nihilista hasta el descubrimiento de que se les ha ido de las manos... Desde luego, hemos sido unos cuantos -y seguirán siendo otros tantos- los alienados en busca de alternativas a las abundantes normativas sociales. En el caso de mis amigos, esto llegó incluso hasta el punto de crear un pequeño club de la lucha, que ni era tan brutal ni duró apenas, pero que en su día sentimos necesario, en parte por nuestras ganas de jugar con lo prohibido, en parte por querer medirnos y aprender a defendernos, y en parte quién sabe por qué, en realidad. Hay que decirlo: que me encante esta película no significa que esté de acuerdo con todos sus mensajes, y, ni que decir tiene, con todos sus medios. Su final va precisamente de eso, y ahora que lo pienso veo similitudes con el final de ¡Olvídate de mí!: lo hemos intentado, pero todo está roto: toca empezar de nuevo.

Esta peli me hizo apreciar a Brad Pitt, a Helena Bonham Carter, y desde luego a David Fincher, pero sobre todo -junto a American History X- a Edward Norton, que por aquella época se convirtió en mi actor favorito (ahora no sabría decir quién es). Me leí el libro en el que está basado la peli, y aunque es cierto que no es especialmente necesario o revelador, me encantó ver las diferencias y regodearme en algunos conceptos. Tanto fue así que en un concurso escribí un relato inspirado en uno de los fragmentos del libro. Se puede leer aquí:

La belleza de la ruina

Al escribir estas cosas intento racionalizar e incluso autoexplicarme por qué exactamente me gustan tanto estas películas, pero noto que siempre hay algo que se me escapa, que debería dedicarle mucho más tiempo para afinar hasta llegar exactamente a las razones más precisas, y ni aún así lo conseguiría, porque mucho es pura intuición: las películas que más me gustan no me gustan porque haya encontrado razones que me convenzan de ello, sino porque han sido capaces de tocar una fibra especial en mí cuyos mecanismos me son desconocidos y que no se activa fácilmente, pero cuando vibra, vibra con pasión.





1 de 15: ¡Olvídate de mí!
2 de 15: El club de la lucha
3 de 15: Matrix

Comentarios

Entradas populares de este blog

Estar a punto de morir

Estar a punto de morir parece una buena forma de conseguir que te valoren como persona. Aunque es mejor morir. Lo preocupante no es acumular mierda dentro, lo preocupante es no cagar. Por desgracia, siento que ya sé todo lo que necesito. Por suerte, todavía no es suficiente. No lo digo por despecho ni rencor, simplemente, algunas tías buenas son especialmente malas. Sin mí no soy nada. Poeta atormentado, poeta petardo. Lista de la compra: cerveza sin alcohol, fruta, canela en rama. Cuidado con los enfermos de literatura: se permiten mentir por belleza.

El dilema de cómo hacer las redes sociales más humanas

Tengo un sentimiento paradójico con Internet y sus redes. Por un lado tengo un maldito vicio con las redes sociales, y dedico demasiado tiempo a leerlas y releerlas, como si fueran a darme algo especial, más allá de entretenimiento temporal y a menudo superficial, o como si me fuera a esperar una notificación especial de algo que me fuera a hacer... ¿más feliz? Por otro lado, tengo muchas ganas de comunicarme más a menudo y abiertamente sobre temas que me interesan, de todo tipo, y cuando pienso en hacerlo pienso, obviamente, en hacerlo a través de las redes sociales (llevo mucho tiempo pensando en ideas para vídeos, por ejemplo, pero no me termino de lanzar a ello). Está claro que hay un montón de ventajas en estas plataformas, y seguro que por muchas de ellas estamos aquí viciados, pero desde hace un tiempo también noto cosas que no sé si son puramente humanas e inevitables, o están exacerbadas por estas plataformas (que es lo que parece), pero que llevan a ambientes muy polari

La felicidad estaba en el anticipo

Sísifo no subía una piedra montaña arriba eternamente para ver cómo esta caía y volverla a subir. Eso sería demasiado absurdo. La verdadera tarea de Sísifo era limpiar  la montaña. Hay artistas que, en el sentido monetario y proporcionalmente a lo que merecen, están condenados a ser eternamente pobres, porque, incluso aunque se hagan supuestamente ricos, no hay forma de pagar lo que han dejado a la humanidad. Este pensamiento tan grandilocuente lo ha inspirado Buena Vista Social Club . ¿No es anonadante que de un incendio surja tanta sabrosura? He soñado que C. Tangana me pedía que le hiciera un videoclip. Y al hablar se parecía al Bocem. ¡Viva la comida precocinada! Solo Nadie sabe los siglos de vida que nos permite dedicar a otras cosas. Y resulta que la felicidad estaba en el anticipo: la emoción de la espera de la felicidad. Una postal de Shakespeare and company , en París. Mi traducción: "Ojalá pudiera mostrarte, cuando estás solitario o en la oscuri