Ir al contenido principal

La clave de Bukowski

La clave de Bukowski no es lo que bebiera, o lo que follara, o las carreras de caballos en las que apostara, o las burradas que contara. No escribía mejor por ser un borracho. La clave de Bukowski es que contaba su verdad, y no temía mirarla a los ojos con toda su crudeza.


En Estados Unidos ya se vende también que alguien pasee contigo y te dé conversación durante una hora por 30 dólares. El comprar amigos de toda la vida con el que tanto se ha vacilado. Ya habíamos vendido aire enlatado y todo lo imaginable, pero siempre logramos ir un paso más allá. Aunque no sé de qué me escandalizo, si se llevan comprando cuerpos por horas desde que se inventó el trueque. Por no hablar de que todo trabajador por cuenta ajena no deja de ser más de lo mismo. Lo peor es que en este caso no tengo nada claro quién es más víctima, quien necesita pagar por no estallar de soledad o quien llega al extremo de querer cobrarlo.



Joder, Jesucristo Superstar es la leche. Acabo de volver a ver la escena de la última cena. Jesús prácticamente fuerza a Judas a que le traicione.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ha muerto un hombre alegre

Nos dejaron sin cigüeñas. Nunca fueron nuestras. Tampoco suyas. Ha muerto un hombre alegre. Tras la pena, hay que volver a la alegría, más alegría aún: más fuerte, más plena, más tranquila, más sincera, más sencilla, para compensar la que se fue. Unas pocas palabras pensando en  Luis Eguílaz , el día en que descubro que nos ha dejado.

Estar a punto de morir

Estar a punto de morir parece una buena forma de conseguir que te valoren como persona. Aunque es mejor morir. Lo preocupante no es acumular mierda dentro, lo preocupante es no cagar. Por desgracia, siento que ya sé todo lo que necesito. Por suerte, todavía no es suficiente. No lo digo por despecho ni rencor, simplemente, algunas tías buenas son especialmente malas. Sin mí no soy nada. Poeta atormentado, poeta petardo. Lista de la compra: cerveza sin alcohol, fruta, canela en rama. Cuidado con los enfermos de literatura: se permiten mentir por belleza.

Diario de sueños: cuatro sueños en una semana

Hace tiempo tenía un diario. Ahí empecé a escribir mis sueños, entre otras cosas. Llegué a apuntarlos frecuentemente. Con el tiempo, empecé a dejar de escribir lo que me pasaba y mis reflexiones, pero seguí escribiendo los sueños que tenía. Así, pasó a ser, más bien, un diario de sueños . Con el tiempo, también abandoné esa costumbre. Lo he comprobado: el último sueño apuntado en racha se quedó en abril de 2016. Después, unas pocas notas esporádicas, hasta agosto de 2018 (y una más, solo una, en 2019). Muchas veces, desde entonces, he soñado cosas que he contado a alguien, o que me guardaba celosamente, y me solía decir que debería volver a escribirlas en el diario de sueños, pero no lo hacía. Muchas veces recordaba los sueños a primera hora y, por no apuntarlos enseguida, volaban al olvido, horas después. Esta semana, por lo que sea, he podido recordar y recoger, bien y pronto, varios sueños, con lo que he vuelto a guardarlos con cierto orden. Esta vez -de momento y para variar- en ...