Ir al contenido principal

Oyendo a Bob Dylan

Oyendo a Bob Dylan me he dado cuenta de que no necesito entenderle. Sonaba Mr. Tambourine Man (ni siquiera estaba seguro de haberlo escrito bien, he tenido que comprobarlo) y he notado que no estaba siguiendo la letra, y ni siquiera cuando he sido consciente de eso he empezado a sintonizar las palabras: he seguido oyendo un fraseo fluido, rítmico y melódico, y no necesitaba más. Muchas veces he buscado las letras de Dylan (y de tantos otros) y escuchado sus canciones a la vez que las leía, para fijar bien su significado. Porque aunque puedo entenderles de oídas (no es un problema de falta de inglés), la letra, sobre todo en algunos cantautores que juegan especialmente con las palabras, se evapora. El caso es que, incluso con alguien tan repetitivo como es Dylan (y quizás gracias en parte a esa repetitividad también) me basta con la música y la voz, sin entender, para entrar en la canción. Es un privilegio que conocemos bien los españoles y demás colonizados por la música anglosajona. Los angloparlantes de nacimiento, tan habituados a no salirse de su propio cuadrante del inglés, suelen ignorar esta magia, y sorprenderse especialmente cuando la descubren.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ha muerto un hombre alegre

Nos dejaron sin cigüeñas. Nunca fueron nuestras. Tampoco suyas. Ha muerto un hombre alegre. Tras la pena, hay que volver a la alegría, más alegría aún: más fuerte, más plena, más tranquila, más sincera, más sencilla, para compensar la que se fue. Unas pocas palabras pensando en  Luis Eguílaz , el día en que descubro que nos ha dejado.

Estar a punto de morir

Estar a punto de morir parece una buena forma de conseguir que te valoren como persona. Aunque es mejor morir. Lo preocupante no es acumular mierda dentro, lo preocupante es no cagar. Por desgracia, siento que ya sé todo lo que necesito. Por suerte, todavía no es suficiente. No lo digo por despecho ni rencor, simplemente, algunas tías buenas son especialmente malas. Sin mí no soy nada. Poeta atormentado, poeta petardo. Lista de la compra: cerveza sin alcohol, fruta, canela en rama. Cuidado con los enfermos de literatura: se permiten mentir por belleza.

Diario de sueños: cuatro sueños en una semana

Hace tiempo tenía un diario. Ahí empecé a escribir mis sueños, entre otras cosas. Llegué a apuntarlos frecuentemente. Con el tiempo, empecé a dejar de escribir lo que me pasaba y mis reflexiones, pero seguí escribiendo los sueños que tenía. Así, pasó a ser, más bien, un diario de sueños . Con el tiempo, también abandoné esa costumbre. Lo he comprobado: el último sueño apuntado en racha se quedó en abril de 2016. Después, unas pocas notas esporádicas, hasta agosto de 2018 (y una más, solo una, en 2019). Muchas veces, desde entonces, he soñado cosas que he contado a alguien, o que me guardaba celosamente, y me solía decir que debería volver a escribirlas en el diario de sueños, pero no lo hacía. Muchas veces recordaba los sueños a primera hora y, por no apuntarlos enseguida, volaban al olvido, horas después. Esta semana, por lo que sea, he podido recordar y recoger, bien y pronto, varios sueños, con lo que he vuelto a guardarlos con cierto orden. Esta vez -de momento y para variar- en ...