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La medida de todo

Jesucristo me quiere quitar a la novia.

No le basta con salvar el mundo, también se tiene que quedar con la chica.

Tooodo lo tiene que hacer él mejor.

(7 de marzo, 2018)



La belleza nos ciega de la Belleza.

(16 de marzo, 2018)



Hoy me he despertado triste de la siesta. Lo que no cuento son las veces que me despierto feliz. Entonces no escribo. Triste por mí, y por Carmen, y por las imposibilidades y por mi tendencia a ellas, y por no entender nada y no saber qué hacer, y por creer en la intuición y los sentimientos, y esperar que así todo funcione, y no, los sentimientos no tienen ni puta idea de lo que hacen. Igual que yo.

(16 de marzo, 2018)



La medida de todo
serán las cosas que terminaste.

(23 de marzo)



En Gamonal, se cruzan dos hombres mayores:
—¿Otra vez vas al bar?
—No te jode, si quieres voy a misa.
—Haz como yo, que paseo por la calle y no entro en los bares.
(Y se va riendo)

(24 de marzo, 2018)



Creo que en cuanto aprenda a decir que no a la tentación, me convertiré en un buen escritor. O, al menos, prolífico.

(10 de abril, 2018)



A un heavy le cae un rayo mientras oye su música. Se salva por los cascos, pero no se entera, porque confunde el rayo con el culmen de la canción.

(13 de abril, 2018)



Quiero ser Leonard Cohen
pero no me sale
porque no soy Leonard Cohen
y porque lo intento

(16 de abril, 2018)



No eres perfecta para mí.
Pero eres ideal.

(17 de abril, 2018)




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El dilema de cómo hacer las redes sociales más humanas

Tengo un sentimiento paradójico con Internet y sus redes. Por un lado tengo un maldito vicio con las redes sociales, y dedico demasiado tiempo a leerlas y releerlas, como si fueran a darme algo especial, más allá de entretenimiento temporal y a menudo superficial, o como si me fuera a esperar una notificación especial de algo que me fuera a hacer... ¿más feliz? Por otro lado, tengo muchas ganas de comunicarme más a menudo y abiertamente sobre temas que me interesan, de todo tipo, y cuando pienso en hacerlo pienso, obviamente, en hacerlo a través de las redes sociales (llevo mucho tiempo pensando en ideas para vídeos, por ejemplo, pero no me termino de lanzar a ello). Está claro que hay un montón de ventajas en estas plataformas, y seguro que por muchas de ellas estamos aquí viciados, pero desde hace un tiempo también noto cosas que no sé si son puramente humanas e inevitables, o están exacerbadas por estas plataformas (que es lo que parece), pero que llevan a ambientes muy polari...

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Estar a punto de morir parece una buena forma de conseguir que te valoren como persona. Aunque es mejor morir. Lo preocupante no es acumular mierda dentro, lo preocupante es no cagar. Por desgracia, siento que ya sé todo lo que necesito. Por suerte, todavía no es suficiente. No lo digo por despecho ni rencor, simplemente, algunas tías buenas son especialmente malas. Sin mí no soy nada. Poeta atormentado, poeta petardo. Lista de la compra: cerveza sin alcohol, fruta, canela en rama. Cuidado con los enfermos de literatura: se permiten mentir por belleza.