Sigue habiendo pájaros en la ciudad.
Granada.
Cuatro policías de pie mirando un bar al otro lado de la calle. Comentan algo. Uno: "Un café no nos cobrarán, ¿no?". Acto seguido, los cuatro cruzan la calle.
En literatura hay que ir a lo seguro: ganar concursos; ganar sueldos es demasiado arriesgado.
No tengo nada contra la masturbación, pero siento que hago bien si escribo más de lo que me masturbo.
Algo que dijo alguien en una graduación:
"Las ideas sin acción son creatividad, la acción sin ideas, gestión. Las ideas en acción, innovación."
Algo que dijo alguien en una graduación que dijo alguien de recursos humanos:
"Quiero gente maja."
No basta con las buenas ideas. Hay que hacerlas deslumbrar. Darles espectáculo.
La pulsión de la repulsión, el rechazo, el desacuerdo, la rabia, el asco y el odio, es decir, en general, la reacción en contra, es una enorme fuente de creación, de la que no habría que temer beber, sin dejar que nos beba.
La mayoría de las obviedades son simplemente aburridas. Obvio. Pero hay muchísimas otras obviedades fantásticas. Resultan obvias tan pronto se enuncian, porque siempre estuvieron ahí, igual que toda obviedad, pero tienen algo especial que hace necesario que las digamos en alto para ser conscientes. Hay que ponerles nombre. Obviedades inesperadas, por ejemplo.
Granada.
Cuatro policías de pie mirando un bar al otro lado de la calle. Comentan algo. Uno: "Un café no nos cobrarán, ¿no?". Acto seguido, los cuatro cruzan la calle.
En literatura hay que ir a lo seguro: ganar concursos; ganar sueldos es demasiado arriesgado.
No tengo nada contra la masturbación, pero siento que hago bien si escribo más de lo que me masturbo.
Algo que dijo alguien en una graduación:
"Las ideas sin acción son creatividad, la acción sin ideas, gestión. Las ideas en acción, innovación."
Algo que dijo alguien en una graduación que dijo alguien de recursos humanos:
"Quiero gente maja."
No basta con las buenas ideas. Hay que hacerlas deslumbrar. Darles espectáculo.
La pulsión de la repulsión, el rechazo, el desacuerdo, la rabia, el asco y el odio, es decir, en general, la reacción en contra, es una enorme fuente de creación, de la que no habría que temer beber, sin dejar que nos beba.
La mayoría de las obviedades son simplemente aburridas. Obvio. Pero hay muchísimas otras obviedades fantásticas. Resultan obvias tan pronto se enuncian, porque siempre estuvieron ahí, igual que toda obviedad, pero tienen algo especial que hace necesario que las digamos en alto para ser conscientes. Hay que ponerles nombre. Obviedades inesperadas, por ejemplo.
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